
La Asamblea General de la Asociación Empresas Productoras de Plantas de Vivero (VAME) ha analizado los desafíos que tiene el sector en 2024 y ha acordado “seguir haciendo esfuerzos conjuntos por diferenciarnos y mejorar la puesta en valor de nuestros productos. Tenemos que aprovechar las oportunidades que ofrecen las economías emergentes y las preferencias cambiantes de los consumidores. Desde la asociación vamos a mantener nuestra presencia en todos los foros para facilitar la tarea a nuestros empresarios y defender los intereses de un sector que, afortunadamente, cada vez tiene un mayor reconocimiento”, así lo manifestó el presidente de la organización, Francisco Agulló, en su informe anual.
En su intervención ha puesto de manifiesto que “aunque aparentemente 2023 ha sido un buen año para el viverismo por las cifras de facturación y por los datos de ventas internacionales, la realidad es muy distinta. El año que ahora termina ha generado una gran inseguridad sobre el futuro del sector. Hemos sufrido un incremento sin precedentes de los precios de las materias primas y de los productos imprescindibles para nuestra actividad; estamos sujetos a variaciones constantes del precio de la energía y de los combustibles. A eso hay que sumar que padecemos un incremento constante de los costes sociales y la subida de los impuestos, la falta de personal cualificado y que cada vez es más difícil cumplir con las exigencias de la administración”.
Para Agulló, “a estas dificultades se suman las derivadas de la falta de agua. Padecemos una presión creciente por la sequía y por los continuos ataques que sufre en Trasvase Tajo-Segura, la pieza angular del suministro hídrico para nuestros viveros. El Gobierno de la Nación tiene un empeño injustificado en reducir a la mínima expresión esta transferencia irrenunciable para nuestra tierra. Estos ataques continuos han provocado una ola de manifestaciones y movilizaciones, que nos llevó el pasado mes de enero a acudir a la concentración en Madrid para reclamar un suministro hídrico de calidad, en cantidad suficiente y a un precio razonable. Esta batalla será larga y debemos estar preparados para seguir con nuestras reivindicaciones”.
El presidente ha compartido con los miembros de la asamblea que 2024 también ha traído algunas cuestiones positivas: “hemos realizado la primera misión agrupada a Iberflora, con excelentes resultados; la nueva corporación está muy atenta a nuestras propuestas y nos ha apoyado para esta iniciativa ferial con un convenio que se repetirá en éste y próximos ejercicios; es una realidad que la Comunidad Valenciana tiene un papel destacado en los mercados internacionales de flores y plantas vivas, en el primer semestre de 2023 exportó plantas por valor de 126,8 millones de euros”.
Un sector con empuje
Francisco Agulló ha resaltado que “en el pasado ejercicio hemos demostrado ser un sector con un empuje mayor que el resto de regiones del país. Superamos a Andalucía, que cuenta con un territorio mucho más extenso y casi duplicamos en cifras netas al tercer clasificado en ventas internacionales. Estos buenos datos no son fruto de la casualidad, se deben al compromiso y a la labor constante de nuestras empresas y al esfuerzo que todos los días hacemos, junto a nuestros equipos, para mejorar y dar un mejor servicio a nuestros clientes y abrir nuevos mercados”.
Para resaltar a continuación que “lo que hemos hecho durante la pasada campaña es una buena base para afrontar 2024, un año lleno de incertidumbres, en el que la falta de agua y la subida de los costes van a limitar nuestras posibilidades de crecimiento. Tendremos que trabajar para buscar alternativas al posible impacto que tenga el estancamiento económico que viven nuestros mercados tradicionales en Europa, principalmente Alemania y Francia. Además, tendremos que convivir con los problemas logísticos que generan los conflictos internacionales, con los piratas del Mar Rojo, que van a encarecer los fletes para las cargas. Además, tendremos que enfrentarnos a los desafíos que supone un nuevo marco regulador todavía no definida adecuadamente: la nueva normativa sobre envases y residuos de envases, así como la aplicación de la Ley de la cadena y el registro de contratos alimentarios”.
Agulló ha añadido que “a todas estas cuestiones tenemos que sumar el reto que supone la integración de las tecnologías en nuestras empresas para mantener los niveles de competitividad. Y no es menos importante la dificultad para conseguir trabajadores cualificados que aporten valor a nuestros proyectos, cuestión que se está convirtiendo en un verdadero quebradero de cabeza, a pesar de la rentabilidad social de nuestro sector”.
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